Los farmacéuticos no solo dispensan medicamentos, sino que también ofrecen consejos y recomendaciones para mejorar la salud de los usuarios, además de detectar enfermedades. Este rol asistencial es especialmente importante para las personas mayores que acuden a la farmacia comunitaria, especialmente para aquellos que sufren demencia o Alzheimer.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer es un trastorno cerebral progresivo incurable que lleva al
encogimiento del cerebro y la
muerte de las neuronas. Es la causa más común de demencia,
afectando la
memoria, el
pensamiento, el
comportamiento, a las
habilidades
sociales, incluso a los
sentimientos de la persona, lo que
deteriora la capacidad funcional de la persona. A medida que la enfermedad avanza,
impacta cada vez más en sus
rutinas diarias y en su
interacción con el entorno.
Etapas
El Alzheimer es una enfermedad progresiva que dura entre 8 y 12 años en promedio, aunque puede ser más corta en algunos casos (hasta 4 años) o
alargarse a más de 12 años. Durante este tiempo, la enfermedad pasa por estas fases:
- Fase 1, no hay demencia: pequeños despistes que de los que la persona afectada es consciente y empieza a sospechar que pueda haber algo más.
- Fase 2, deterioro cognitivo subjetivo: consiste en experimentar sutiles dificultades de memoria, también propias del envejecimiento. Esta fase es la más larga, puede durar hasta 15 años.
- Fase 3, deterioro cognitivo leve: el paciente empieza a sufrir desorientación, perder objetos, dificultad para evocar palabras o nombres.
- Fase 4, demencia leve: se comienza a experimentar dificultades para hacer viajes, usar transporte público, gestionar la economía personal, recordar hechos recientes, y confusión en los detalles de la propia historia personal.
- Fase 5, demencia moderada: la dependencia va aumentando progresivamente, cada vez en más complicado realizar tareas cotidianas, imposibilidad de recordar datos sencillos, desorientación temporal y física.
- Fase 6, demencia moderadamente grave: necesita ayuda para vestirse y asearse, aparecen problemas de control de esfínteres, problemas de orientación en su propia biografía, olvido del nombre de personas cercanas, cambios de conducto y personalidad (como episodios de ansiedad, agresividad y alucinaciones).
- Fase 7, demencia grave: pérdida progresiva de la capacidad para hablar y comunicarse, necesidad de ayuda en las actividades más básicas como comer, caminar o mantenerse erguido.
Síntomas de Alzheimer en la fase inicial
- Demorarse más para finalizar tareas diarias.
- Repetir preguntas.
- Problemas para manejar dinero y pagar facturas.
- Deambular y perderse.
- Perder o extraviar cosas en lugares inusuales.
- Cambios en el estado de ánimo o en la personalidad.
- Mayor ansiedad o agresividad.
- Deterioro de la memoria.
- Dificultad para concentrarse, planificar o resolver problemas.
- Problemas para completar tareas diarias en el hogar o en el trabajo.
Diagnóstico
Ante la manifestación de estos síntomas, es fundamental acudir al médico para que se le pueda diagnosticar lo antes posible. Las pruebas más habituales son: test cognitivos, análisis de sangre, de orina, etc.
A pesar de que el Alzheimer no tiene cura,
el diagnóstico precoz en clave, ya que los
medicamentos diseñados para su tratamiento
ayudan a
controlar los síntomas y algunos pueden desacelerar su avance, ralentizando o
colaborando a gestionar los cambios en la
memoria, el
razonamiento u otras habilidades del
pensamiento.
¿Cómo te ayuda tu farmacia ante una situación de Alzheimer?
- Detección precoz: los farmacéuticos están formados y habituados a detectar los síntomas de un paciente y derivarlo a atención médica.
- Educación sanitaria: los farmacéuticos forman parte de un grupo profesional sanitario, cercano y accesible, con la ventaja de poder informar y aconsejar a los pacientes y sus familiares, tanto desde un punto de vista farmacéutico, como de cuidado al paciente y al cuidador, para facilitar la vida diaria y prevenir accidentes, usando señalizaciones, evitando ruidos molestos y simplificando tareas. También aconsejan a los cuidadores hablar despacio y con frases sencillas.
- Adquirir la medicación necesaria: el tratamiento prescrito por el médico irá dirigido a disminuir los síntomas del Alzheimer, retrasar su avance lo máximo posible y controlar otros problemas o patologías que puedan derivar de él.
- Seguimiento y control: los farmacéuticos pueden ayudar a los pacientes a seguir sus tratamientos correctamente, especialmente cuando toman varios medicamentos. Esto incluye detectar efectos adversos y problemas de interacción entre fármacos. También menciona servicios como el Servicio Personalizado de Dosificación (SPD) para evitar errores en la dosificación y mejorar la adherencia al tratamiento.
Cuidado al cuidador: el farmacéutico juega un papel de apoyo muy importante para quienes cuidan a la persona con Alzheimer. El
paciente alcanza un nivel alto de dependencia, por lo que sus
cuidadores (normalmente la familia), normalmente caen en un
desgaste físico,
psicológico y
emocional. La labor del farmacéutico se centra asistir, informar y aconsejar a estos cuidadores en todo lo posible, para
facilitarles su día a día.